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Más allá del túnel
12 Febrero, 2012
*** Hoy debemos elegir un ciudadano respetuoso de sus compatriotas, capaz de unir voluntades para que, al salir del túnel, podamos construir un nuevo país no sólo libre y democrático, sino justo y eficaz.
Este domingo el sol se pondrá sobre las espaldas de Hugo Chávez y sobre Venezuela brillará la luz de la esperanza. Ese albor nos guiará a través del túnel de la barbarie que Chávez ha construido, hasta llegar a la libertad, la democracia, la dignidad, cuando en octubre liberemos a Venezuela de los grillos que el último tirano de esta tierra de gracia nos quiere imponer.
Mañana Chávez conocerá al guía que lo entregará a Caronte, el barquero de Hades, para que lleve a su alma errante a Cuba y la entregue a su amo, Fidel.
Hoy sabremos quién es el escogido para cambiar el rumbo ruinoso por donde hace 13 años se extravió el país. Este nuevo líder no será un predestinado, ni caminará sobre el agua, ni será el nuevo dueño del país, ni osará ser el capataz de nuestras Fuerzas Armadas. Tampoco nos insultará ni humillará, ni envilecerá al pueblo comprando sus votos. Será un ciudadano(a) decente, sin ínfulas, como nosotros. Estará ennoblecido como depositario de la voluntad del país que no se doblega ante el déspota ignorante ni acepta dictados de gobiernos extranjeros. Será el promotor de la reconciliación nacional y la esperanza de un nuevo país donde quepamos todos.
Hoy, el candidato que reciba la responsabilidad del triunfo se convertirá en portavoz de los cinco ciudadanos propuestos para representar al país democrático y de los ciudadanos que hayan votado por estos dignos compatriotas, protagonistas de una de las más civilizadas experiencias socio-políticas que ha vivido un país iberoamericano, que tal ha sido este torneo para designar al candidato de la Oposición. Experiencia tanto más significativa cuanto que se ha abierto paso en el pantano con que desde el poder se ha envilecido el ejercicio político en Venezuela.
La persona que elegiremos hoy reunirá la admirable valentía de María Corina Machado, la combativa experiencia de Diego Arria, el sentimiento redentor de Pablo Medina, la determinación de rescatar la dignidad nacional de Pablo Pérez y la capacidad negociadora de Henrique Capriles. La unión de esta diversidad será nuestro “pluribus unum”. Todos serán vencedores, porque el ganador será portavoz de todos.
El nuevo líder no será un caudillo, palabra obscena que debemos desterrar de nuestro vocabulario. Nunca más dejarnos seducir por los melifluos demagogos, enfermos mentales que embaucan a los pueblos incautos para saquearles el patrimonio y pisotear su dignidad. Superada esta horrible experiencia dejaremos de ser la tierra de Caín y Abel, se nos abrirá la posibilidad de reconstruir a Venezuela sobre bases de libertad individual y justicia social, con Estado de Derecho y democracia efectiva. Es el objetivo a cumplir cuando salgamos del túnel.
MEJOR IMPOSIBLE